Al Oído: Petro sin talla presidencial

Hemos podido ver una tensión entre el presidente Gustavo Petro y el expresidente Iván Duque, luego de que el primer mandatario sugiriera que “Estados Unidos debe sacar a Cuba de la lista de países que ayudan con el terrorismo”, pero realmente lo que causó la polémica y se viralizó en redes sociales fue su comentario desconociendo la realidad de los cubanos.

El trino del presidente fue: “Los Castro cuidaron que los niños tuvieran comida, salud y educación. En cambio, tú los bombardease (…) me importa un pito los que se creen demócratas con la sangre de niños colombianos en sus manos”.

Es de no creer que estas palabras sean las que comunique un presidente, pues más que hablar de una defensa a los Castro, nos permite ver cada día, con menos máscaras, cuál es el mandatario que tenemos.

Se pregunta uno, ¿por qué si en Cuba tienen todo para los ciudadanos, como lo afirma el Petro, tantos han preferido arrojarse al mar buscando un mejor futuro junto a sus familias?

“¡Me importa un pito!”, una expresión que está lejos de ser la de un presidente, y claro, que como muchas bodegas en Twitter que viven del insulto y agresión, aparece cuando se acaban los argumentos, porque es imposible tener para justificar políticas de dictaduras.

Petro ha logrado diluir lo que representa ser el presidente de un país. Cada día cuesta más creer en esa voluntad que dice tener del tal “Acuerdo Nacional”, y es increíble que sea quien habla de paz total, cuando su lenguaje y actuar es el de dividir y estigmatizar.

Aterra ver esa transición y transformación evidente: un hombre que pasó de ser el jefe de la oposición, el que más control ejercía, el gran congresista y el estadista, a un presidente twittero, viajero y que parece algo perdido en su rol. Un presidente al que es recurrente ver cómo sus acciones lo dejan sin talla presidencial.

Ojalá vuelva el Petro que habló en la posesión, ojalá dejen de improvisar y que su gabinete, más que estar de defensores en redes, entiendan que el país exige altura y resultados.

Aún es tiempo de corregir el rumbo en beneficio de todos y encontrar sensatez.