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Justicia indígena condenó a dos subversivos por el asesinato de un líder en Cauca

Los presuntos integrantes de la estructura Dagoberto Ramos, un hombre y una mujer, fueron condenados a 40 y 20 años, respectivamente, en un centro de armonización.

Se procedió a realizar la Asamblea Cultural de Juzgamiento en la plaza principal del municipio de Inzá. Crédito: Asociación de Autoridades del Consejo Territorial de los Pueblos Indígenas Juan Tama de Inzá.

Se procedió a realizar la Asamblea Cultural de Juzgamiento en la plaza principal del municipio de Inzá. Crédito: Asociación de Autoridades del Consejo Territorial de los Pueblos Indígenas Juan Tama de Inzá.

Un presunto cabecilla de las disidencias de las Farc, lideradas por ‘Iván Mordisco’, y su compañera sentimental fueron condenados por la justicia indígena por el asesinato de un líder en el oriente del Cauca.

De acuerdo con la justicia indígena, se trata de José Albeiro Dagua Trochez, alias ‘Diego Fernández’, y Karen Tatiana Ipia Vitonás, alias ‘Sara’, quienes fueron encontrados responsables de su participación en el asesinato del guardia y profesor José Oca Cuspian, crimen perpetrado el pasado 5 de noviembre en el municipio de Inzá.

Piden justicia en el Cauca por el asesinato de un líder y profesor indígena

El cuerpo de la víctima fue hallado en la cabecera municipal con múltiples impactos de arma de fuego.

Weimar Pencué, consejero indígena, manifestó: “Se procedió a realizar la Asamblea Cultural de Juzgamiento en la plaza principal del municipio de Inzá, donde se les imputaron cargos de acuerdo con nuestra jurisdicción”.

Alias ‘Diego Fernández’ fue condenado a 40 años en un centro de armonización, denominado ‘patio prestado’, y alias ‘Sara’ a 20 años, sin ningún tipo de beneficios.

Más información

Según las autoridades ancestrales, los celulares encontrados durante la captura de los implicados contenían información que los relaciona con la estructura Dagoberto Ramos y el crimen.

“Se encontraron evidencias como los hombres y armas que están a su cargo, sus zonas de operación y llamadas relacionadas con el homicidio”, dijo Pencué.

Para las comunidades, el hombre era un mando clave del grupo armado al margen de la ley, mientras que la mujer facilitaba información logística para la comisión de acciones violentas.

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