Al Oído: En el 8M, muchas congresistas deberían ahorrarse su falso activismo

A pocos días de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer el próximo 8 de marzo, hay que hablar de la radiografía de lo que es ser mujer en Colombia.

Cada 18 horas, una mujer es víctima de feminicidio en este país. Solo en enero de 2025, 79 mujeres fueron asesinadas por el hecho de ser mujeres. Si miramos las cifras completas, el horror solo crece: en 2023, fueron 525 feminicidios y en 2024 ya superamos los 800 casos.

Cada 28 minutos una mujer sufre algún tipo de violencia. Cada 33 minutos, otra mujer es víctima de violencia intrafamiliar.

La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo vamos a normalizar este exterminio?

Cuando hablamos de justicia, ¿qué justicia? ¿De qué nos sirve un sistema que, en lugar de protegernos, esta nos revictimice? El 92% de las denuncias por violencia sexual en Colombia quedan impunes y el 77% de los casos de violencia contra las mujeres en los últimos cinco años no han logrado una sentencia en primera instancia.

En medio de ese oscuro panorama, hay que decir que Colombia tiene rostro de mujer: de ejemplo y de manos que valientemente construyen país.

Son los rostros de mujeres que salen todos los días temprano a trabajar, mujeres que en casa cumplen un rol único, mujeres a quienes la guerra les ha arrebatado a sus hijos y grandes amores. Mujeres víctimas del desplazamiento. Mujeres que nos recuerdan lo fuerte que somos. Mujeres firmantes de la paz que hoy tienen hijos y se capacitan para seguir luchando desde la tenacidad del amor.

Por las que están en lo más alto desde las cocinas, peluquerías, laboratorios, escritorios, quirófanos y micrófonos, que día a día se enfrentan a retos infinitos. Por nuestras valientes mujeres de nuestra fuerza pública.

Esos rostros que nos hacen erizar la piel como los de Karol G y Shakira cuando dejan nuestro país en lo más alto.

Ese tal “sexo débil” no existe, hay que acabar con esa construcción social machista. Eso sí, tampoco nos ganemos úlceras gástricas por creernos las más fuertes y perfectas. Este país se cambia con manos de mujer.

Me causa curiosidad cómo la lucha de la mujer para algunos políticos es solo un teatro: un Gobierno en el cual el presidente ha llamado a las periodistas “muñecas de la mafia”, ha invalidado a la vicepresidenta Francia Márquez, tiene maltratadores en sus más altos cargos y en el que tantas mujeres se abrazan con esos que maltratan mientras el sábado posarán en una foto con el #8M.

Urge una política real para avanzar y no solamente en campaña para sumar votos. Urge llamar por su nombre a los maltratadores y abusadores, sin importar si son los empresarios más reconocidos o no. Acá se debe dejar de tratar al abusador de “doctor”.

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