En la Dorada, Caldas, brilla el Malecón Dorado: el río, historia e ideas se funden en un solo latido
Le contamos sobre las raíces, visión y los espacios con los que cuenta este escenario vivo en el territorio doradense.

Colombia
Cuando el sol acaricia las aguas del Magdalena, un resplandor dorado baña la ribera de La Dorada. Ese brillo no proviene únicamente del reflejo del astro rey, sino del anhelo de una comunidad que, abrazada por la corriente más emblemática de Colombia, se propuso transformar un espacio olvidado en un símbolo: el Malecón Dorado.
“Lo que comenzó como unas vigas oxidadas y promesas incumplidas, hoy late con la fuerza de miles de corazones doradenses,” señaló María Elena Rojas, líder de la veeduría ciudadana local.
Raíces ancestrales y visión contemporánea en La Dorada
Antes de los adoquines y los senderos, este territorio fue hogar de los Pántágoras, guardianes del río, y de los pescadores, cuya vida latía al compás de la corriente. En cada anécdota de los abuelos, en cada leyenda susurrada al caer la tarde, brotaba la semilla de esa gran idea: un paseo que ensalzara las raíces y abriese el camino al futuro.
En 2023, aquel proyecto emergía con apenas el 45 % de avance y un aluvión de dificultades, pero, Fredy Saldaña Leopardo, un administrador con la convicción de que lo público puede ser grande y demostrando honestidad, renegoció contratos, abrió el proceso a veedurías ciudadanas y puso a doradenses a trabajar, generando empleo y esperanza.
“No se trataba solo de terminar un muro junto al río”, indicó Saldaña: “Se trataba de devolverle a La Dorada su derecho a soñar con buenas ideas”, resaltó.
El Malecón Dorado: un espacio para todos
Hoy, el Malecón Dorado es un escenario vivo, estos son algunos de sus espacios:
- Plazas Mirador: balcón abierto al Magdalena, donde el murmullo del agua inspira confesiones y susurra promesas.
- Senderos arbolados: corredores verdes que invitan al paseo reflexivo, al trote matinal y al abrazo de la familia.
- Áreas culturales: espacios al aire libre, murales que narran la historia de este territorio y un altar contemporáneo para artistas locales.
- Gastronomía y emprendimiento: cafés con aroma de café caldense, puestos de artesanía y sabores autóctonos que endulzan el paladar.
- Iluminación poética: cuando cae la noche, luces cálidas dibujan siluetas de esperanza sobre la superficie del río.

Además, más que un destino turístico, el Malecón Dorado aspira a ser el nodo viviente que enlace municipios ribereños y despierte al centro de Colombia de su letargo, así:
- Rutas fluviales que conecten a La Dorada con municipios vecinos, llevando turistas ávidos de historia y naturaleza.
- Iniciativas agroindustriales que aprovechen el sistema férreo la Dorada - Chiriguana para transportar todo tipo de productos con eficiencia y cuidado ambiental.
- Semilleros de innovación y talleres de economía naranja que conviertan al malecón en un laboratorio creativo de jóvenes emprendedores.
Un legado que florece
Más allá del concreto y el acero, el verdadero cimiento del Malecón Dorado es la fuerza de las ideas como una propuesta de gobernanza, esa energía colectiva que dignifica lo público y fortalece el espíritu de pueblo para un porvenir compartido.
“Este malecón nos enseñó que no hay corriente que no podamos remontar cuando sueñas en común,” concluyó Margarita Acevedo.
Con su inauguración, La Dorada no solo recuperó su ribera, sino que también se entregó al mundo como un faro de resiliencia, creatividad y progreso. Y, mientras el Magdalena continúe su viaje eterno, el Malecón Dorado seguirá latiendo con la pasión de una gente que convirtió las dificultades en orgullo y las promesas en realidad.
Por ese motivo, La Dorada, Caldas, se convierte en un desino imperdible en el país, pues allí es icónico descubrir las historias del Malecón Dorado, donde cada atardecer tiñe de oro las aguas del Magdalena y las leyendas de los Pántágoras reviven en murales y senderos. Allí, puede pasear por 1,2 km de espacios verdes, miradores panorámicos y arte al aire libre, así como disfrutar de la mejor gastronomía local; vivir la música tradicional y la cálida hospitalidad de su hotelería; caminar bajo las estrellas y dejarse cautivar por la calidez de su gente y la fuerza de sus ideas hechas realidad. De esta manera, La Dorada se posiciona como un destino que ya es el corazón cultural y turístico del centro de Colombia.