Chavarriaga debía ser el guardián y no el victimario: Jesuitas piden perdón a familia Llano Narváez
En el colegio Mayor San Bartolomé, la comunidad Jesuita aceptó su negligencia en el caso de pederastia.

Chavarriaga debía ser el guardián y no el victimario: Jesuitas piden perdón a familia Llano Narváez.
En la tarde de este viernes, se realizó un acto de reconocimiento y perdón por parte de la Compañía de Jesús (Jesuitas) hacía la familia Llano Narváez. Un acto histórico al ser la primera vez que la iglesia pide perdón por un caso específico de pederastia, esta vez, por los abusos sexuales cometidos por el padre jesuita Darío Chavarriaga Jaramillo, quien murió en 2015.
El acto se realizó en la plazoleta del Colegio Mayor San Bartolomé por petición de la familia, pues fue el lugar donde todo comenzó. En esta institución el padre Chavarriaga, quien fue director de estudios, se acercó a Luis Fernando Llano cuando solo era un niño.
En contexto:
“Fue en este colegio donde el padre Darío Chavarriaga me seleccionó para una beca, aquel gesto que en su momento sentí como una bendición, aseguró una amistad basada en su autoridad académica y espiritual. Se ganó el cariño y la confianza de mi familia llenando de alguna manera el vacío de la figura paterna ausente”, dijo Llano en medio de la lluvia del centro de Bogotá.
Llano recordó lo que vivió, el dolor de recibir por parte de su agresor la comunión. Afirmó que se afectó su fe y su relación con Dios, además de todo el terror y confusión que se generó tras esta situación.
“Jamás imaginamos la sombra oscura que se escondía detrás de esa fachada de bondad. Entonces, aprovechando esa confianza abusó de mí”, afirmó.
Sin embargo, 37 años después vino un golpe mayor: “Descubrimos que yo no había sido el único. Todas mis hermanas habían sido víctimas del mismo sacerdote. En el mismo instante mi mundo se derrumbó, pero hoy estamos aquí gracias al amor inmenso que Dios ha puesto en nuestros corazones”.
El padre Hermann Rodríguez, superior provincial de los Jesuitas, fue el encargado de reconocer los errores cometidos y de aceptar la negligencia en el manejo que se le dio a este caso.
“Me presento ante ustedes víctimas del abuso sexual perpetuado por este hermano nuestro, quien ser guardián de la fe y la moral y no el victimario de toda una familia. La Compañía de Jesús acepta sus fallos en su deber de protección en su deber de protección y cuidado de los más vulnerables, los más pequeños”, dijo.
El abrazo esperado
En el acto de perdón, que se realizó tras una conciliación entre la familia y los Jesuitas, se vio un abrazo significativo. Luis Fernando Llano Narváez se abrazó con el padre Francisco de Roux, quien como superior provincial de los Jesuitas conoció la situación en 2014 y aunque siguió el procedimiento establecido en la iglesia para estos hechos, no informó a las autoridades de lo ocurrido.
“El abrazo con el padre de Roux era algo que yo esperaba desde hace mucho tiempo. Me tuve que enfrentar a ese nombre, no por la persona que es sino porque era quien representaba a la comunidad en el momento en el que pusimos la denuncia”, afirmó.
Señaló que siempre han tenido un inmenso respeto y admiración hacía el padre de Roux, “así que sentí una gran emoción al abrazarlo. Lo sigo sintiendo como una persona cercana que merece todo nuestro respeto y consideración”.
Por este caso, la Fiscalía investiga al padre por presunto favorecimiento y omisión de denuncia.