Casa Santa Marta, el ‘hotel’ de los cardenales durante el cónclave
A lo largo de su historia ha sido un hospicio para religiosos y también para los pobres del barrio.

Casa Santa Marta. Foto: Riccardo De Luca/Anadolu via Getty Images. / Anadolu
Los cardenales que participarán en el cónclave que elegirá al próximo papa se alojarán en la residencia de Casa Santa Marta, donde vivió Francisco, un hotel moderno, de cinco plantas, preparado para dar comodidad a los purpurados, pero también el total aislamiento.
La “Domus Sanctae Marthae”, nombre oficial de la ya conocida residencia de Francisco, se levanta a pocos metros, a la derecha, de la basílica de San Pedro, tiene 105 confortables suites de dos estancias y 26 habitaciones individuales, varios salones, un comedor y una amplia capilla, que sirvió de capilla ardiente tras el fallecimiento de Francisco, el pasado 21 de abril.
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Santa Marta es un hotel y, por lo tanto, lo primero que ve quien llega es una recepción. También tiene un comedor con autoservicio, donde el papa solía bajar a comer, y está gestionada por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.
A lo largo de su historia ha sido un hospicio para religiosos y también para los pobres del barrio.
Durante la Segunda Guerra Mundial albergó a los embajadores ante la Santa Sede de los países que habían roto relaciones diplomáticas con el gobierno de Benito Mussolini y ya no podían vivir en sus residencias en Italia. Y a principios de los años 90 fue restaurada para añadir más espacio.
Como establece la normativa vaticana, durante el cónclave el aislamiento de los electores será total y, por tanto, serán retirados todos los dispositivos electrónicos y los móviles, así como desaparecerán de Santa Marta las televisiones, teléfonos, radios y cualquier otro medio que pueda violar lo estipulado por Juan Pablo II en la Constitución Apostólica “Universi Dominici Gregis”, sobre la Sede Apostólica y la elección del nuevo pontífice.
En esta ocasión también se ha habilitado otra pequeña residencia adyacente, ya que en la Capilla Sixtina entrarán 133 cardenales, por lo que no hay habitaciones suficientes para todos los purpurados en el cónclave más numerosos de la Historia.
Las habitaciones sencillas, con armario, cama individual, dos mesillas de noche y un baño con ducha, se repartirán por sorteo el día antes del inicio del cónclave.
Y se repartirán entre los cardenales la misma mañana de inicio del cónclave, antes de la misa Pro Eligendo Pontífice, por medio de un sorteo.
Los 133 electores -ya que dos no acudirán a Roma por motivos de salud- serán trasladados todos los días que dure el cónclave desde Santa Marta hasta la Sixtina para el voto con algunos autobuses a disposición, aunque algunos incluso pueden elegir ir y regresar a pie.
Saldrán de Santa Marta y bordearán la basílica de San Pedro por detrás. Pasarán por delante de la Iglesia de San Esteban de los Abisinios y proseguirán por la Vía delle Fondamenta, hasta llegar al Arco de San Dámaso. Entrarán en el Patio de San Dámaso, ya en el Palacio Apostólico, y desde allí se dirigirán a la Capilla Sixtina.
El arzobispo emérito Anselmo Guido Pecorar, de 79 años, relata una anécdota de estos día al ‘Corriere della sera": “Es como un hotel y por eso hay que tener cuidado. No puedo decirles su nombre porque es un querido amigo mío, pero un cardenal extranjero que pensó que todo era gratis invitó a algunos colegas a su habitación para charlar tras la cena y rápidamente terminaron todos los licores en miniatura del minibar. Sólo entonces los encontró en su cuenta y se molestó”.
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