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¿Cómo una aerolínea transformó 18 toneladas que parecían residuos en 20 mil productos nuevos?

De cara al día mundial del Reciclaje, que se celebra este 17 de mayo, LATAM Airlines Colombia evidencia cómo ha logrado darle una nueva vida a la madera, el plástico y los textiles con su apuesta de Economía Circular.

¿Cómo una aerolínea transformó 18 toneladas que parecían residuos en 20 mil productos nuevos?

En un país donde apenas el 17 % del plástico que se consume logra ser reciclado (DNP), iniciativas como la de LATAM Airlines Colombia llaman la atención por su enfoque poco común: convertir residuos propios de su operación —como madera, vinipel y textiles— en productos útiles que regresan a su cadena operativa o sirven como piezas de sensibilización, para darle un “Segundo vuelo”, como han nombrado al programa.

La propuesta, que se enmarca en su estrategia de economía circular y que toma fuerza en fechas como hoy, que se celebra el Día Mundial del Reciclaje (17 de mayo), ha logrado transformar más de 18 toneladas de residuos en más de 20 mil nuevos objetos solo en el último año y medio.

“Esto no se trata solo de reciclar, sino de cambiar la lógica con la que vemos los residuos. Lo que para muchos es basura, para nosotros puede ser un activo con impacto social y ambiental. Ese cambio de mentalidad es lo que hace realmente sostenible una operación”, afirma Angie Estupiñán, líder de sostenibilidad de LATAM Airlines Colombia.

El proceso empieza en los mismos aviones y bodegas donde operan. La madera que antes se descartaba tras proteger mercancías en vuelos de carga —guacales, estibas o embalajes especiales— ahora el equipo de mantenimiento de LATAM lo clasifica, limpia y convierte en mesas, bancas y estructuras para las oficinas de la aerolínea. Incluso, el “Banco de Madera”, como lo han bautizado, sirvió para adornar el recién remodelado casino de su hangar en Bogotá. Desde 2023, más de 17 toneladas de madera han sido aprovechadas con esta iniciativa.

Con los textiles ocurre algo similar. Algunos uniformes que salen de circulación, en vez de ser incinerados o almacenados indefinidamente, se transforman. Gracias a una alianza con la marca bogotana En Tinta, liderada por la emprendedora Laura Cifuentes, un total de 961 kilos de ropa corporativa ha sido reconvertida en bolsos, cartucheras y estuches que no se venden, sino que se usan como herramientas educativas en eventos. La cifra impacta aún más si se tiene en cuenta que, a nivel global, la industria de la moda desecha 92 millones de toneladas de ropa al año, y solo el 1 % logra reciclarse (UNEP, 2023).

Pero tal vez lo más simbólico viene del plástico más invisible: el vinipel. Ese film estirable que envuelve productos delicados en la operación carguera de la aerolínea rara vez tiene una segunda vida. Según datos de la fundación Plastics Europe, menos del 1 % del vinipel se recicla, y el resto puede terminar como microplásticos que afectan océanos y organismos vivos. Conscientes de eso y del vinipel que dejaba su operación de carga, LATAM inició una alianza con Tribu, un colectivo de creativos y mujeres líderes de hogar quienes son los encargados de recolectar, limpiar y transformar este material en objetos prácticos como tarjeteros, marcamaletas u organizadores de cables. En lo corrido de 2024 y 2025, ya van 67 kilos de vinipel convertidos en más de 8 mil productos.

De hecho, por acciones como estas, LATAM fue reconocida por Standard & Poor’s como el grupo de aerolíneas más sostenible de América. En 2024, la compañía logró eliminar el 96 % de los plásticos de un solo uso en su operación de pasajeros, lo que la posiciona por encima del promedio de la industria.

Todo esto ocurre en un país que todavía tiene un largo camino por recorrer. En Colombia, el DANE estima que solo el 11 % de los residuos generados se recicla. Y aunque ha habido avances —la tasa de reciclaje de plásticos aumentó un 30 % en cinco años, según el DNP, el modelo dominante sigue siendo lineal: se extrae, se produce, se consume, se desecha.

Transformar este modelo requiere más que campañas o buenas intenciones. Requiere decisiones operativas, rediseño de procesos y, sobre todo, entender que los residuos no siempre son basura. A veces, son materia prima esperando una segunda oportunidad para volar.

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