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El rugido del arte: el jaguar inspira una nueva temporada artística en Bogotá

Esta exposición, no solo celebra la majestuosidad del gran felino americano, sino que también plantea una reflexión sobre su conservación y el poder del arte como herramienta social.

El rugido del arte, la nueva temporada artística en Bogotá. Foto: Suministrada.

El rugido del arte, la nueva temporada artística en Bogotá. Foto: Suministrada.

El jaguar, símbolo de poder, sigilo y sabiduría en las culturas precolombinas, regresa a la mirada pública no como un animal en acecho, sino como una poderosa metáfora artística.

La Fundación Corazón Verde, a través de su plataforma de arte El Coso, presenta una colección urbana que reúne el trabajo de 40 artistas nacionales e internacionales en torno a este icónico felino en vía de extinción.

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El proyecto tiene una doble intención: visibilizar la situación crítica del jaguar y continuar con el trabajo social que la Fundación realiza desde hace años.

Todas las ganancias derivadas de esta temporada artística serán destinadas a apoyar a los huérfanos y viudas de la Policía Nacional, así como al nuevo programa Vincularte, que facilita el acceso de jóvenes bachilleres a una carrera policial.

Uno de los artistas participantes es Rubén Trespalacios, quien encontró en el comportamiento del jaguar un paralelismo con el proceso creativo y vital humano. “El jaguar no caza por azar; estudia, planea, espera. Me vi reflejado en esa estrategia. Así somos en la vida: nos enfocamos, nos proyectamos, buscamos”, explicó Rubén.

Su escultura está atravesada por una narrativa de símbolos: el amarillo representa la sabiduría, las flores simbolizan la vida y un corazón al centro transmite amor y propósito. La obra, además, tiene dos versiones, una en gran formato y otra en formato reducido, pensadas para distintos públicos y escalas de impacto.

Por su parte, el diseñador y artista Freddy Zapata Banegas ofrece una mirada profundamente simbólica en su pieza titulada Coraza Floral. En ella, las flores caen como un velo protector sobre el jaguar, expresando cómo la misma naturaleza puede ser escudo y refugio de las especies que se extinguen. “Es una ironía visual. Las flores, que podrían parecer frágiles, se convierten en una coraza. Es la selva cuidando a uno de sus hijos”, explicó.

Freddy también subraya el componente histórico y cultural que encierra la figura del jaguar. Para él, intervenir esta escultura fue una oportunidad de resignificar un símbolo que fue despojado por procesos colonizadores. “El arte tiene esa capacidad de devolvernos lo que se intentó borrar. A través de él podemos comunicar, preservar y educar. Es un lenguaje poderoso para hablar de sostenibilidad, memoria y pertenencia.”

Ambos artistas coinciden en que esta exposición no es solo una muestra de talento visual, sino un llamado a proteger lo que queda. La intervención artística del jaguar no solo decora la ciudad, sino que la interpela. Cada escultura se vuelve un manifiesto silencioso, un recordatorio de lo que está en juego cuando desaparece una especie: una parte de la identidad colectiva.

En esta temporada artística, el jaguar no solo ruge desde la selva; ruge desde el concreto, desde el color, desde la forma, desde el arte.

La Fundación Corazón Verde invita así a mirar con otros ojos —los del arte, la empatía y la conciencia ambiental— a uno de los seres más imponentes del continente. Porque cuidar al jaguar también es cuidar nuestra historia, nuestros valores y nuestro futuro.

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