Internacional

La Unión Europea advirtió que el “alarmante” racismo y discriminación pueden socavar la democracia

La Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la UE afirmó que “las políticas identitarias divisivas contribuyeron al aumento de los niveles de racismo y odio”.

Banderas de la Unión Europea imagen de referencia. Foto: Getty Images.

Banderas de la Unión Europea imagen de referencia. Foto: Getty Images. / Santiago Urquijo

Millones de personas sufren en la Unión Europea discriminación por su origen, su religión o su orientación sexual, en medio de un alarmante “racismo sistémico” que, detectado también en la Policía y otras instituciones, puede afectar a la cohesión social y a los valores democráticos.

Así lo advirtió este martes la Agencia de Derechos Fundamentales (FRA) de la UE en su informe anual, donde afirma que “las políticas identitarias divisivas contribuyeron al aumento de los niveles de racismo y odio”.

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La evidencia recopilada por la FRA indica la existencia de un patrón persistente de racismo y discriminación. Judíos, musulmanes, personas negras y gitanos se ven significativamente afectados, así como migrantes y personas lesbianas, gais, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer (LGBTIQ)”, señala el informe de 2025.

También en las redes e internet “el discurso de odio y el contenido dañino continúan propagándose sin control”, mientras que “los avances en inteligencia artificial (IA) amenazan con exacerbar las desigualdades existentes”, añade.

Especialmente las personas negras, gitanas y de diferentes orígenes étnicos, orientación sexual o creencias religiosas se enfrentan al acoso racista y la discriminación racial.

Las encuestas de la FRA entre esas personas, publicadas en 2024, revelan “una discriminación racial sistémica”, con unos “alarmantes” altos niveles de intolerancia, subraya.

Los expertos de la agencia constatan una falta de progreso a lo largo de los años, a pesar de las leyes diseñadas para prohibir la discriminación en virtud de los tratados de la UE y otros convenios internacionales.

Respecto a los gitanos, por ejemplo, la directora de la FRA, Sirpa Rautio, reconoció recientemente la frustración por la falta de mejoras.

Creo que, realmente, tenemos que pararnos y empezar a pensar no solo nosotros, sino los Estados miembros qué hacer”, planteó.

A esas situaciones enquistadas se añaden conflictos geopolíticos y otros desarrollos internacionales que están impulsando las posturas racistas en los más diversos ámbitos.

Sobre todo, la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza contribuyó el año pasado “a un aumento repentino del antisemitismo y del odio antimusulmán”, con un creciente número de incidentes de odio.

Aunque la directora de la FRA consideró recientemente que puede ser difícil distinguir entre la legítima crítica a Israel y a sus acciones y el antisemitismo, también asegura que la situación no es nueva y que, simplemente, ha escalado debido a la guerra.

El antisemitismo sigue siendo un problema de actualidad en la UE”, donde la población judía sigue temiendo por su seguridad, mientras que hombres, mujeres y niños musulmanes experimentan con frecuencia discriminación en escuelas, lugares de trabajo y en los espacios públicos, resalta el informe.

La FRA considera una plaga para la sociedad actual esta discriminación que puede afectar a cualquier persona considerada diferente.

Existe un riesgo creciente de que las actitudes que subyacen a los actos racistas y discriminatorios se normalicen”, advierte.

Los miedos, las ideas erróneas y la ‘otredad’ alimentan la discriminación y la intolerancia, e impiden garantizar sociedades inclusivas, igualitarias y respetuosas”, añade.

Además, el racismo no se limita a las interacciones sociales, sino que también se ha detectado en instituciones, donde, más o menos arraigada, afecta a los servicios públicos y las políticas gubernamentales.

El racismo existe en los servicios públicos, como las fuerzas policiales, diseñados para proteger a las comunidades a las que sirven”, afirma la FRA.

En este contexto, alerta de que “el racismo institucionalizado también afecta a la confianza pública en las instituciones” y puede “provocar rupturas en la cohesión social y afectar a los valores democráticos sobre los que se basa la UE”.

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