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La inclusión no es un favor: es talento, innovación y un motor para el sector privado
La diversidad, la equidad y la inclusión dejaron de ser un anexo en los discursos empresariales. Durante El Poder de la Diversidad, expertos las calificaron como apuestas estratégicas para transformar entornos, cerrar brechas y hacer del país un lugar más justo y competitivo.
En la tercera edición de El Poder de la Diversidad, empresarios y profesionales abrieron un espacio para escuchar experiencias y reflexionar sobre cómo la diversidad, la equidad y la inclusión (DEI) impactan la productividad, la innovación y la cohesión social.
Bajo dos paneles centrales —uno desde el deporte y otro desde el mundo empresarial—, los participantes compartieron lecciones sobre cómo romper sesgos, generar oportunidades reales y construir espacios donde la diferencia no solo sea aceptada, sino valorada.
Felipe Cárdenas, presidente de la Cámara de la Diversidad, abrió el foro con un llamado a superar los enfoques superficiales. “La verdadera inclusión no es un gesto simbólico, sino un entorno real, seguro y duradero que te hace querer volver”, afirmó.
El líder gremial insistió en que la transformación comienza cuando las decisiones dejan de justificarse por razones identitarias y se concentran en la capacidad. “No le des un buen empleo a una mujer porque es mujer, dáselo porque es la mejor”, señaló.
En el primer panel, titulado ¿Cómo el deporte es un aliado clave para una sociedad más diversa?, la futbolista Vanessa Córdoba relató cómo su crianza contrastó con lo que se encontró, ya como profesional, en el mundo real.
“Mis papás hicieron una gran labor pintándome un mundo muy brillante, muy equitativo. Pero cuando crecí, me di cuenta de que el mundo no es tan así”, explicó. En ese sentido, planteó que el deporte puede ser un espacio pedagógico y transformador para valorar la diferencia.

Vanessa Córdoba, futbolista profesional, y Nicole Regnier, exfutbolista y periodista deportiva, coincidieron en que el fútbol femenino aún enfrenta barreras de reconocimiento y es gestionado por personas que, muchas veces, no comprenden su esencia ni valor real. | Foto: W Radio
La exfutbolista y periodista Nicole Regnier complementó esa visión desde su experiencia en la Selección Valle, a la que fue convocada a los 13 años. “Desde ese momento entendí que la mayoría de mis compañeras no tenían las tres comidas del día. Antes de los entrenamientos nos daban bienestarina porque todas éramos igual”, recordó.
De alguna manera —dijo— el fútbol le enseñó lo que era realmente Colombia: “Me mostró que si nos unimos realmente somos mucho más poderosos y que, al final, como en la cancha de fútbol deberíamos ser también como sociedad. Todos igualitos”.
Regnier también expresó que ese espacio le permitió entender el valor de la diversidad sin prejuicios. “Haga de cuenta que todo el mundo tiene el mismo uniforme y acá no hay diferencia ni por el género, ni por la orientación sexual, ni por el color de piel, ni por absolutamente nada. Así que para mí todos somos iguales como en la cancha de fútbol. Yo siento que la diversidad… más bien el deporte, nos ayuda a valorar esa diversidad”.
Diversidad que, añadió, se ve reflejada el logros deportivos que han marcado el avance del fútbol femenino en Colombia. “Las selecciones femeninas fueron dando resultados. En este país se empezó a hablar de fútbol femenino por los resultados, porque las únicas que han sido subcampeonas del mundo son la Selección Colombia sub-17 de mujeres. Los mismos resultados empezaron a decirle al país que acá hay talento”.
Eso dio pie a pasar al segundo panel, sobre el impacto del DEI en la productividad empresarial, donde José Alberto Garzón, presidente (e) de Bancóldex, calificó a la diversidad como motor de crecimiento económico.
“Imagínese donde todas las empresas tuvieran las mismas personas, que pensemos igual. No habría competencia, todas las empresas haríamos lo mismo”, dijo. Por eso, continúo, desde su entidad, estructuraron una política de inclusión basada en tres ejes: gobernanza, servicios y administración del riesgo. “El año pasado desembolsamos 550.000 millones de pesos orientados a la población. Es un buen negocio”, concluyó.
A su turno, Martha Castaño, gerente de Talento Humano de Colsubsidio, destacó la relación entre inclusión y productividad. “No se trata solamente del bienestar. Las brechas sociales también se cierran contribuyendo a la productividad”, afirmó.
La ejecutiva complementó su punto explicando que el 50% del equipo directivo de la caja de compensación está compuesto por mujeres, y que sus productos más innovadores surgieron de equipos diversos. “La foto no queda bonita cuando creemos que son programas particulares. Cuando logremos entender que debe hacer parte del programa empresarial, ahí es cuando va a haber cambios”.

Durante el encuentro, líderes del sector público y privado coincidieron en que la inclusión no solo es una responsabilidad ética, sino una estrategia que potencia la innovación, la competitividad y el desarrollo sostenible. | Foto: W Radio
Acto seguido, María del Pilar López, secretaria de Desarrollo Económico de Bogotá, sostuvo que esos principios también aplican al sector público. A su juicio, la acción estatal debe partir del reconocimiento de las desigualdades existentes.
“El reconocimiento por parte del Estado de que existen esas diferencias es por lo que trabajamos: para promover su cierre y facilitar caminos”, explicó. Por eso, desde su entidad lideran el programa Empleo Incluyente, que entrega incentivos a empresas que contraten personas de grupos diversos.
Desde el sector tecnológico, María Consuelo Castro, gerente de sostenibilidad de Claro Colombia, añadió que el enfoque DEI debe surgir desde las realidades del territorio. Para el caso de la empresa, el mismo “nunca fue pensado desde acá, fue pensado desde las comunidades. No fue fácil, pero lo estamos haciendo”.
Por esa experiencia, es que recalcó la importancia de la educación como base del cambio estructural. “Si no trabajamos en temas de educación, nunca va a llegar la equidad”.
Cerró el panel Paula Durán, vicepresidenta de sostenibilidad de Grupo Aval, quien insistió en la necesidad de medir y gestionar la diversidad con indicadores claros. “No se trata solo de cuántas mujeres hay, sino de cuánta gente participa verdaderamente en las decisiones”, indicó. Y añadió: “Tenemos que ponerle lógica de gestión a estos temas, medir qué estamos haciendo y cuál es su impacto”.
Así, la primera mitad de El Poder de la Diversidad concluyó con una premisa común: la diversidad no debe entenderse como un requisito, ni como un favor. Es una condición para construir entornos más sostenibles, innovadores y humanos. Como dijo Felipe Cárdenas, “las diferencias humanas no se eliminan. Se transforman. Se respetan. Se fortalecen”.