El capturado Álex Vernot es el último eslabón entre el presidente Gustavo Petro y Álvaro Leyva
El nombramiento de su esposa, Laura Guillem, como embajadora ante la UNESCO, buscaba evitar la detención de Vernot.

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Alex Vernot. Foto: Colprensa
Álex Vernot, el abogado y empresario capturado en las últimas horas cuando aterrizaba en Bogotá, es el último eslabón posible entre el presidente Gustavo Petro y el excanciller Álvaro Leyva.
Vernot llegó a Gustavo Petro por cuenta del primer pleito de la familia Gilinski contra el entonces llamado sindicato antioqueño por el control del Banco de Colombia en los años 90.
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En ese momento, Petro era representante a la Cámara y expuso en un debate parlamentario el punto de vista de los banqueros, hoy dueños de Semana y de Nutresa. Vernot era el principal estratega de los Gilinski en esta batalla que duró once años, costó cerca de 100 millones de dólares en abogados y terminó en tablas.
Casi tres décadas después, los Gilinski, respaldados por los superintendentes de Iván Duque y de Gustavo Petro, iniciaron una toma hostil de Sura y Nutresa que en la práctica acabó con el enroque del Grupo Empresarial Antioqueño.
Con la inmensa chequera de la familia real de Emiratos Árabes Unidos y el respaldo del actual Gobierno, terminaron controlando la principal industria alimenticia del país, Nutresa, y listos para dar nuevos pasos.
En fin, desde aquellos lejanos años de la primera guerra Gilinski-Sindicato Antioqueño, Alexandre Phillippe Pierre Vernot Hernández se hizo amigo de Gustavo Petro y se constituyó en su contacto con la familia Gilinski que terminaría en 2022 brindando algunos de los créditos bancarios que financiaron la campaña del hoy presidente.
La relación se estrechó aún más cuando Vernot, que es egresado del Liceo Francés de Bogotá, se encontró con Petro siendo los dos padres de familia de estudiantes del prestigioso plantel.
Por otro lado, Vernot es amigo de hace muchos años de Álvaro Leyva Durán quien, por su propio gusto y por encargo de Petro, estaba decidido a echarle una mano para evitar que pasara lo que en las últimas horas pasó. Es decir, que Vernot terminara preso.
Les cuento la razón de su detención. Vernot fue uno de los hombres clave para que Carlos Mattos se hiciera a una multimillonaria indemnización de Hyundai, cuando la multinacional coreana le quitó la representación para vender sus vehículos en Colombia.
Para lograrlo, Mattos desarrolló una estrategia que, en principio, atribuyó a un llamado “dream team” jurídico, del que hicieron parte los abogados Abelardo de La Espriella, Iván Cancino y, como no, Alex Vernot.
A continuación, ustedes pueden ver la foto del autodenominado “dream team” cuando celebraban el resonante triunfo que un tiempo después y, por cuenta de la publicaciones de un servidor, terminó volviéndose no tan bueno.

Pero, para doblarle el brazo a Hyundai, lo que realmente hizo el corrupto Carlos Mattos fue sobornar a funcionarios judiciales. Por esa razón fue condenado por la justicia.
El principal testigo contra de Mattos fue otro abogado llamado Luis David Durán Acuña, quien hacía parte de la junta directiva de la empresa de Mattos e hizo parte del delito para comprar las decisiones judiciales para torcerle el brazo a Hyundai.
Por esos hechos, el abogado Durán estaba en la cárcel cuando llegó Alex Vernot a visitarlo y, según él, a sobornarlo para que volteara su testimonio y declarara a favor de Mattos. Así lo dijo a la justicia en estas palabras:
- “El ofrecimiento era de dos millones de dólares, que él iba a decirle a Carlos Mattos que yo cobraba por mi silencio y que posteriormente, él y yo nos arreglaríamos sobre ese dinero (...) Además me dijo que a buena cuenta de los mismos, él tenía a su disposición inmediatamente la suma de 300 millones de pesos, que le dijera a quién debía entregarlos”.
Por esta razón, Vernot fue capturado y procesado por la justicia. Fue absuelto en primera instancia y luego el Tribunal Superior de Bogotá lo condenó a seis años de cárcel sin derecho a detención domiciliaria.
Como la primera instancia falló a su favor y la segunda en contra, Vernot invocó el derecho a la doble conformidad y llevó su caso a la Corte Suprema de Justicia.
Tan pronto salió de la cárcel, con el primer fallo, se fue a Francia, país del que tiene ciudadanía y que, por norma, no extradita a sus nacionales.
Para que Vernot se pudiera quedar en Francia, el presidente Gustavo Petro y su entonces canciller Álvaro Leyva trataron de nombrar embajadora en ese país a Laura Guillem.
De esta manera, la pareja viviría en la espléndida residencia de la Embajada de Colombia en la Plaza de Los Inválidos en París y Vernot podía permanecer en Francia por si la Corte Suprema de Justicia fallaba en contra suya, como de hecho pasó.
Durante ocho eternos meses, Petro, Leyva y Vernot esperaron que el Gobierno de Emmanuel Macron le diera el beneplácito a la señora Guillem, pero nunca llegó. Francia simplemente no contestó, quizás por el problema judicial del cónyuge de la potencial embajadora.
Así es que Leyva buscó creativamente la forma de construir otro burladero diplomático para que su amigo Vernot pudiera evitar una eventual acción de la justicia.
Fue entonces cuando Laura Guillem fue nombrada embajadora ante la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, con sede en París.
Ni el cargo, ni la casa eran tan buenos como los iniciales, pero el propósito de amparar a Alex Vernot de una eventual condena se mantenía.
Fue entonces cuando estalló el escándalo de los pasaportes por el manejo que le dio el canciller Álvaro Leyva. Algunos de ustedes quizás recuerden la grosera escena de gritos del entonces canciller a la directora de la Agencia Jurídica para la Defensa Judicial del Estado, Martha Lucía Zamora, porque su concepto no le gustó al arrogante doctor Leyva.
En esa ocasión, el presidente Petro se inclinó por Leyva y sacó del Gobierno a la doctora Zamora.
Poco tiempo después, ella misma declaró que había sido informada de una reunión en París del hijo del canciller, Jorge Leyva, con el asesor jurídico de la Cancillería, Juan Carlos Losada y, asómbrense, el señor Álex Vernot.
De acuerdo con la versión, el propósito de la reunión de los tres hombres era el multimillonario negocio de la fabricación de los pasaportes colombianos.
Poco después, a instancias del entonces embajador en Portugal, José Fernando Bautista (que en paz descanse), se empezó a hablar de la imprenta oficial de Portugal como alternativa.
Una empleada de una empresa de Jorge Leyva, el hijo del canciller, fue nombrada asistente administrativa de la Embajada de Colombia en ese país.
“Pueden ser casualidades u otras rarezas que pasan”, diría el trovador, pero Álex Vernot aterrizó en Colombia hace dos noches, poco después de que se conocieran las grabaciones del complot de Álvaro Leyva y mientras se avizoraba la caída de la canciller Laura Sarabia por el venenoso tema de la fabricación de los pasaportes.
Lo que no sabía es que la Corte Suprema de Justicia había ratificado el fallo del Tribunal de Bogotá que lo condena por soborno de testigo en actuación penal a seis años de cárcel sin derecho a detención domiciliaria. En las próximas horas será la lectura de la sentencia contra el capturado Álex Vernot.
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