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Inteligencia Artificial y Tecnología Cuántica: A Colombia se le acabó el tiempo

Mauricio Gaona advirtió que, en solo cinco años, Colombia podría enfrentar un retroceso económico y tecnológico de 50 años.

“Colombia no tiene tiempo”: Mauricio Gaona sobre retos tecnológicos e IA

“Colombia no tiene tiempo”: Mauricio Gaona sobre retos tecnológicos e IA

17:52

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Mauricio Gaona. Foto: Cortesía.

El país debe preparar sus políticas de Estado, su infraestructura tecnológica, su sistema legal, y sus sectores educativo y productivo para integrarse de manera efectiva y estratégica en la cadena de producción de inteligencia artificial (IA) y tecnología cuántica (TQ). La inteligencia humana ha precedido a la civilización.

La IA, la TQ y la inteligencia mejorada la redefinirán. Con esta frase, el profesor Mauricio Gaona inició su advertencia en una columna publicada en el diario The Hill en 2018. En su primer informe W para “el Efecto Gaona”, el doctor Gaona señaló cinco riesgos estructurales para Colombia.

1. Desigualdad económica exponencial

La brecha entre países productores y no productores de IA y TQ se acelera. Si Colombia no actúa de inmediato, podría enfrentar un retroceso económico y tecnológico de más de medio siglo frente a potencias como Estados Unidos y China.

Para dimensionar esta brecha, basta con comparar a Colombia con la empresa Nvidia. Con solo 36,000 empleados, su valor en bolsa ($4.42 trillones de dólares, escala corta, Yahoo Finance) es casi diez veces el PIB de Colombia de 2024 ($418 mil millones de dólares, DANE), a pesar de que la población colombiana es 1,400 veces mayor que el número de empleados de la compañía. Extrapolando a la región, Nvidia vale más que la suma de las economías de Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina. Esto resulta aún más preocupante al considerar que su valor es mínimo comparado con la economía estadounidense proyectada en $30 trillones de dólares para 2025.

2. Desperdicio del tiempo y los recursos públicos

Colombia está perdiendo tiempo y recursos públicos esenciales para enfrentar el siglo XXI. Aunque el reciente proyecto del Ministerio de Ciencia para regular la IA tiene aspectos positivos, no resuelve los desafíos que enfrenta el país. Sus referencias normativas y técnicas, útiles en 2015, no aplican realmente a la arquitectura de los algoritmos de 2025.

Además, ignora la relación creciente entre la IA y la TQ, que ya es una realidad, como lo demuestra el desarrollo de chips cuánticos como Microsoft Majorana, los cuales buscan resolver problemas complejos para la próxima generación de IA.

Históricamente, Colombia ha invertido décadas en negociaciones circulares (cambia la cara de los protagonistas, pero no las causas del conflicto) con organizaciones criminales y grupos al margen de la ley, ofreciéndoles beneficios jurídicos y económicos para que no destruyan el país, mientras los desafíos tecnológicos y sociales con jóvenes, empresas y universidades se postergan. Se requiere, más que nunca, una inversión pública masiva en investigación, y el Ministerio de Ciencia debería ser el que más presupuesto reciba.

3. Reconfiguración del orden económico e internacional

Solo diez países producen realmente IA y TQ, y de ellos, solo tres lo hacen a gran escala: Estados Unidos, China y el Reino Unido. Un segundo grupo produce IA especializada (p. ej. Japón en independencia cuántica, Singapur en finanzas, Australia en agricultura, Canadá en entretenimiento).

El resto del mundo se ubica como consumidor, lo que reconfigura desde ya la geopolítica global. Las armas basadas en IA de hoy son incomparables con las de hace una década. Independientemente de la posición que se tenga frente al presidente Donald Trump, es de destacar su preferencia por acudir a la vía diplomática para resolver conflictos internacionales, un enfoque especialmente relevante en un mundo con armamento tan avanzado.

4. Riesgos existenciales

Colombia, como otros países, enfrenta riesgos existenciales que a menudo son subestimados. La IA no es una simple disrupción tecnológica (“la cuarta revolución industrial”); es una forma de inteligencia cuyo diseño superará muy pronto la inteligencia humana. En este contexto, la promesa de nuevos empleos sin especificar que la mayoría serán temporales o altamente especializados es otra narrativa fatal.

Si bien la IA puede aumentar nuestra productividad (por ahora), con el tiempo descubriremos que mientras los humanos acumulamos años, las máquinas acumulan experiencias que incrementan su inteligencia más allá del ciclo natural de la vida humana, lo que conlleva un efecto irreducible: máquinas más independientes y humanos más dependientes.

Es innegable que la IA y la TQ ofrecen beneficios para la humanidad en seguridad alimentaria, diagnóstico médico, biotecnología, comunicaciones y cambio climático, entre otros. Sin embargo, los riesgos existenciales persisten y deben ser considerados en el balance generacional, jurídico, político, social, económico y cultural de las naciones. Hacerlo, supera con distancia el propósito y la obra de nuestro propio tiempo.

Escuche El Efecto Gaona a continuación:

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