El método Chemex, utilizado en Café a Ciegas, requiere un control exacto de la temperatura y el tiempo para lograr una taza perfecta, lo que convierte a sus baristas en verdaderos expertos sensoriales. | Foto: Café a Ciegas - En Instagram @cafeaciegas

El método Chemex, utilizado en Café a Ciegas, requiere un control exacto de la temperatura y el tiempo para lograr una taza perfecta, lo que convierte a sus baristas en verdaderos expertos sensoriales. | Foto: Café a Ciegas - En Instagram @cafeaciegas

Café a Ciegas: el emprendimiento que despierta sentidos y apaga prejuicios

Con una experiencia única en la oscuridad, ‘Café a Ciegas’ promueve la inclusión laboral de personas con discapacidad visual y sensibiliza a la sociedad sobre sus capacidades.

Por: Midzu González Becerra

La sala se encuentra completamente a oscuras. Guiados por las voces del equipo, los asistentes encuentran sus asientos mientras la música ambienta el espacio. Un aroma profundo y cálido se extiende mientras el agua hierve y el café se prepara; cada gesto es preciso, medido y ejecutado con un cuidado que solo la práctica otorga.

Ese es el corazón de Café a Ciegas: una experiencia multisensorial que demuestra que la capacidad no depende de la vista, sino de la técnica, la sensibilidad y el trabajo en equipo.

En Colombia, más de tres millones de personas viven con alguna discapacidad; entre ellas, dos millones tienen discapacidad visual, de las cuales el 83% no cuenta con empleo formal, según Pacto de Productividad.

En medio de esa realidad nace, en 2018, este proyecto cultural y social creado por José David Díaz, un músico y artista ciego, y Tatiana Rodríguez Mojica, directora de la Fundación Sirius Una Nueva Luz.

La iniciativa combina arte y gastronomía para impulsar la inclusión laboral. “El objetivo principal era crear un proyecto productivo que genere empleo a personas con discapacidad y, al mismo tiempo, disminuya los imaginarios que la gente tiene hacia nosotros”, asegura Tatiana.

En un principio, la idea era abrir en Bogotá un café atendido exclusivamente por personas con discapacidad visual, pero el presupuesto no alcanzó. La alternativa llegó de la mano de José David: “Yo sé hacer arte, nos unimos y nace nuestro espectáculo Café a Ciegas”.

Equipo de baristas de Café a Ciegas | Foto: Café a Ciegas @cafeaciegas

Equipo de baristas de Café a Ciegas. | Foto: Café a Ciegas - En Instagram @cafeaciegas

La propuesta se convirtió en una experiencia escénica a oscuras que combina teatro, música, literatura y el café como eje sensorial. Se trata de un espectáculo itinerante, que se presenta cada que se abre una oportunidad para ello.

En la actualidad, el 80% del equipo —han capacitado al menos a 60 personas y en la actualidad trabajan con 23— está conformado por personas con discapacidad, en su mayoría ciegas o con baja visión, aunque también participan personas con discapacidad física, psicosocial y sin discapacidad.

Todos se entrenan durante un año en barismo, específicamente en el método de filtrado Chemex, un sistema de goteo lento que exige un control preciso de temperatura y tiempo. Adicionalmente, reciben formación en arte dramático, técnica vocal, manejo de escenario, oratoria y atención al público.

Además del espectáculo, el grupo opera una tienda itinerante que vende productos derivados del café y el cacao, así como galletas y otros alimentos elaborados por personas vinculadas a la Fundación Sirius. Las ganancias financian actividades como la Navidad Incluyente, que cada diciembre reúne a más de 100 familias de personas con discapacidad para compartir alimentos y regalos.

Para Jaqueline Sánchez (54), barista de la iniciativa, Café a Ciegas significa un cambio radical en su vida: “Antes de trabajar yo no salía, estaba sobreprotegida en mi casa. De ahí para acá mi vida ha cambiado de un 0 a un 90%, porque ahora ya me movilizo sola, tuve el placer de ir a Medellín y subí en un avión por primera vez. He aprendido a vivir de nuevo”.

Su experiencia ha fortalecido su autonomía y su confianza. Para ella, es necesario “darle a la sociedad esa enseñanza de que nosotros como personas con discapacidad también podemos ser productivos, porque somos inteligentes”.

Desde su creación en 2018, Café a Ciegas ha realizado más de 50 funciones, contribuyendo a la inclusión laboral y social de personas con discapacidad | Foto: Café a Ciegas @cafeaciegas

Desde su creación en 2018, Café a Ciegas ha realizado más de 50 funciones, contribuyendo a la inclusión laboral y social de personas con discapacidad. | Foto: Café a Ciegas - En Instagram @cafeaciegas / CARLOS LEMA

El impacto también se refleja en el público. Juan David Valderrama, asistente a una de las funciones, recuerda que “al encontrarme en un lugar completamente a oscuras todos tus sentidos, excluyendo la visión, se agudizan; puedes imaginar lo que ellos quieren que te imagines. Fue algo verdaderamente sensorial”.

Al salir, agrega, se llevó una reflexión que lo acompaña hasta hoy: “Me cambió la manera de ver la vida; hay personas que con menos hacen más. La enseñanza que me dejó esta experiencia es la de jamás juzgar un libro por su portada”.

En seis años, esta iniciativa ha superado los 3.000 espectadores y se ha presentado en espacios como el Día del Teatro de la Secretaría de Cultura, el Encuentro de las Américas y funciones privadas para empresas como Enel, Compensar y Pastas Doria. También recibió una beca del Ministerio de las Artes, las Culturas y los Saberes para crear la obra El laberinto de los sin sentidos, una puesta en escena con un alto componente inclusivo.

No obstante, los retos persisten, “recuerdo alguna vez que nos escribieron de una universidad y querían que nos presentáramos gratis, como si el hecho de vivir con una discapacidad le restara valor a nuestro trabajo. Nuestro espectáculo cuesta porque es profesional”, señala Tatiana. La idea, todavía presente en la sociedad colombiana, de que el trabajo de las personas con discapacidad es de menor calidad y la subvaloración a la que ese imaginario tiende a llevar aún se mantienen, aunque cada función contribuye a derribar esos prejuicios.

Cada taza servida, cada efecto sonoro y cada palabra forman parte de un mismo mensaje: la discapacidad no es sinónimo de incapacidad. “No estiramos la mano para pedir, la estiramos para dar”, resume Tatiana.

En cada función, artistas y técnicos entregan una experiencia que cuestiona estereotipos, crea oportunidades y demuestra que la verdadera inclusión se construye trabajando, creando y compartiendo en igualdad de condiciones.

W Radio
Directo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Señales

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad