Al Oído | ‘Wally’ y ‘Lalis’: El Nichito sorprendió
Si la derecha sigue dividida la izquierda volverá a elegir en el 2026.

Al Oído | ‘Wally’ y ‘Lalis’: El Nichito sorprendió
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‘Wally’ y ‘Lalis’
Al oído de Colombia: el Pacto Histórico sigue fuerte. Contra todo pronóstico, y pese al caos interno, la consulta logró más de dos millones de votos. No fue un acto menor: fue una demostración de fuerza emocional, narrativa y movilización.
Mientras la oposición sigue dividida, el petrismo confirmó que su base está viva, organizada y conectada.
Pero más allá del resultado partidista, lo que realmente marcó el día fue el fenómeno ciudadano. Dos nombres se robaron la atención: Wally y Lalis.
Y no, no fueron las maquinarias, fueron las historias.
‘Wally’, abogado boyacense, ganador del Premio Simón Bolívar con su programa Wally Opina, un joven de Sogamoso que viene de una familia humilde. Entró a las redes por casualidad —una amiga le dijo que era muy chistoso y que debería con su humor generar ruido a los gobiernos —, y así empezó una carrera que terminó conectando con miles de personas cansadas de los mismos discursos.
Su familia, sin entender mucho de ese mundo digital, tuvo que decidir entre remodelar m la casa o comprarle el computador que necesitaba para editar y que ese sueño se hiciera realidad, sin imaginar a dónde llegaría.
Este domingo 26 de octubre, ese sacrificio del joven que llegó a la capital con tantos sueños se tradujo en 137.821 votos. Un fenómeno. Wally Opina no solo opina, también gana elecciones. Walter Rodríguez es el resultado del esfuerzo y de saber que cuando se tiene la receta hay que reforzar, no bajar la guardia.
‘Lalis’, comunicadora, hija de maestros, 28 años, vendía dulces en los buses para pagar sus estudios. Una joven de Soacha, ejemplo de movilidad social. Hoy está a punto de terminar su maestría y lleva nueve años de activismo digital, construyendo comunidad, opinión y credibilidad.
Este 26 de octubre obtuvo 26.718 votos, sin maquinaria, sin padrinos y sin chequera. Solo con autenticidad. Recorrió las calles sin descanso en campaña con angustia por las maquinarias, pero con la fe de que el mundo digital la llevaría al congreso y hoy está más cerca.
Ambos fueron parte del proyecto Polas Opuestas, que mostró que los debates y las ideas pueden hacerse con argumentos, humor y cercanía.
Demostraron que las redes sociales no son una distracción de la política: son la nueva plaza pública.
El mensaje es claro: la gente quiere conectar con quienes sienten reales, no con libretos fríos ni tecnicismos de manual. Los influenciadores, que muchos subestimaron, están marcando el rumbo de la conversación pública. Y eso, guste o no, es poder político.
Hoy los votos no se ganan solo con estructuras, se ganan con confianza.
Y mientras algunos siguen haciendo política entre cócteles, hay jóvenes como ellos que la hacen desde una cámara, un celular y una historia que inspira.
El Pacto mostró fuerza, sí. Pero el verdadero fenómeno fue el de los nuevos liderazgos.
La política cambió, y quien no lo entienda, terminará siendo espectador en un país que empieza a votar distinto.




