Acore se aparta del proceso de paz con las disidencias de Mendoza tras diferencias con Armando Novoa
La asociación detalló un altercado que tuvo el coronel (r) Jaime Ariza con el negociador del Gobierno, Armando Novoa, sobre el tratamiento que se le dio a la polémica con Andrés Rojas, alias ‘Araña’, y su orden de extradición.

Negociación con las disidencias de Walter Mendoza y el logo de ACORE
La Asociación Colombiana de Oficiales en Retiro de las Fuerzas Militares (Acore), anunció su retiro del proceso de negociación que el Gobierno adelanta con el grupo armado ilegal que se autodenomina Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB), disidencias bajo el mando de Walter Mendoza. La decisión fue comunicada en representación de cerca de 80 organizaciones de veteranos que integran la Mesa de Trabajo Fuerza Púrpura.
Según Acore, la ruptura se produce tras la exclusión de su delegado en la mesa de diálogos, el coronel (r) Jaime Ariza Girón, quien había sido designado con el aval del entonces consejero comisionado para la Paz, Otty Patiño, y nombrado formalmente por el jefe negociador, Armando Novoa.
Sin embargo, la Asociación denunció que Ariza fue inexplicablemente desconocido como representante y apartado de la negociación tras una serie de desacuerdos con el equipo negociador.
De acuerdo con el comunicado, las diferencias se profundizaron luego de que el delegado de Acore elevara un reclamo formal por el intento de homicidio e incineración de dos integrantes del Ejército Nacional en Putumayo, zona de influencia del grupo armado, y por una recomendación institucional relacionada con la extradición de Andrés Rojas, alias ‘Araña’.
En este último punto, Acore propuso que cualquier beneficio estuviera condicionado a la desmovilización inmediata y total de la estructura ilegal, postura que chocó con la del jefe negociador y el resto del equipo.
La Asociación aseguró que los conceptos presentados por su representante fueron construidos con el apoyo de un equipo asesor de reservistas con amplia experiencia y expuestos de manera respetuosa y reservada, con el objetivo de contribuir a decisiones ajustadas al ordenamiento jurídico y a la preservación de la institucionalidad.
Tras su salida, Acore reiteró una serie de preocupaciones sobre el rumbo de los diálogos de Paz Total. Entre ellas, advirtió sobre las denominadas transformaciones territoriales que, a su juicio, podrían legitimar la gobernanza de facto de grupos armados ilegales, formalizar economías ilícitas y debilitar la autoridad del Estado. También señaló la ausencia de un marco legal para cerca del 40 % de los integrantes de la CNEB y el riesgo de interferencia electoral en 2026 en los territorios bajo influencia de estas estructuras.
Asimismo, cuestionó la falta de garantías reales de no repetición, desarme y desmovilización total, y alertó sobre la posibilidad de nuevas disidencias motivadas por disputas internas por el control de economías ilegales como el narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión. Finalmente, expresó preocupación por la impunidad frente a crímenes cometidos durante el cese al fuego.
Pese a su retiro, Acore y las organizaciones de Fuerza Púrpura reafirmaron su compromiso con las iniciativas de paz, siempre que se desarrollen dentro del marco constitucional, con respeto al Estado de Derecho y sin concesiones que comprometan la dignidad de la Fuerza Pública.
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